Capítulo 110. Advertencia.
Capítulo 110. La advertencia.
Narrador omnisciente:
Héctor seguía sentado frente a la mesa del salón, con los codos apoyados en la madera y la mirada perdida. Llevaba rato dándole vueltas a las palabras de su padre, intentando encontrarles otra interpretación, algo que las hiciera menos peligrosas, menos definitivas. Pero no había manera: su tío ya había tomado una decisión. Ian debía ser reclamado como heredero, aunque para ello tuvieran que arrebatárselo a su madre.
Alaric estaba de pie junto a la ventana, brazos cruzados, observando el exterior con el ceño fruncido. Desde que Héctor le había contado lo ocurrido, apenas había abierto la boca. Escuchaba, procesaba, planeaba. La tensión se le marcaba en los hombros y en la mandíbula.
El silencio se prolongó demasiado. Finalmente, Héctor soltó:
—No podemos dormirnos en los laureles. Si ya saben de Ian, no tardarán en mover ficha.
Alaric giró despacio la cabeza y lo miró con esos ojos grises que siempre parecían leer más de la cu