CAPÍTULO 21. Espías y traiciones
CAPÍTULO 21. Espías y traiciones
Raven dejó escapar un suspiro dramático y acarició la tela del vestido que estaba usando y que era casi una obra de arte.
—Entonces supongo que lo bueno de no recordar quién soy, es que puedo cambiar de gustos —sentenció mientras daba una vuelta frente al espejo con aquel vestido tan hermoso—. Porque justo este me hace sentir como una diosa. ¡Creo que lo elegiré!
Rosela chasqueó la lengua con evidente desprecio, pero antes de que Raven pudiera responderle, aquella galería de espejos la hicieron notar algo, un reflejo diferente, casi oculto, una sombra detrás de una de las puertas de la galería… Ulises.
¿En serio?
Rosela frunció el ceño, visiblemente incómoda, pero no dijo ni una sola palabra para descubrirlo, en lugar de eso se giró con una sonrisa que no auguraba nada bueno.
—Pero mi vestido no es lo único que tengo que elegir, Rosela. Y como se nota que tú tienes experiencia en eso de seducir, quizás quieras ayudarme a elegir la lencería para mi noch