Sonido de alarma.

Koizumi miró el reloj. Eran las 6:30 a.m.

Se levantó y fue al baño a cepillarse los dientes. Mientras lo hacía, notó algo extraño en el espejo. Confundida, extendió la mano… y al tocar el cristal, soltó el cepillo.

—¡Ahahahahaha! ¡Mamá! ¡Mamáaaaa!

Su madre corrió al baño, alarmada. Al entrar, vio a una niña. Koizumi la abrazó, buscando consuelo.

—¿Mamá… qué me pasó?

La mujer estaba confundida. La voz era la de su hija. Pero algo en su instinto le decía que esa niña… era su hija. Aunque su apariencia había cambiado por completo.

Ese día, Koizumi no fue a la escuela. Su madre la llevó al hospital. Koizumi se cubría el rostro, temiendo que la reconocieran.

Tras varios exámenes, los médicos no encontraron nada. De hecho, dijeron que tenía una salud excelente. Su madre se alegró. Antes, los médicos le advertían sobre el colesterol y la necesidad de dieta. Pero Koizumi, aunque lo intentaba seguía comiendo mucho. Amaba la comida, sin importar lo que contuviera.

Volvieron a c