Cap. 12 Problemas con el metal.
Después de comerse la araña, Ino esperaba obtener la habilidad de lanzar telarañas. Recordaba haber leído que la seda de araña era más resistente que el metal. Si hubiera tenido esa habilidad, no habría tenido tantos problemas con los ladrones, pensó.
Esperó unos segundos. Extendió las manos. Intentó lanzar telarañas. Nada ocurrió.
En ese momento llegó María, quien al verla en esa postura, pensó que estaba jugando.
—Termina de jugar, es hora de comer.
Ino se preguntó si la araña que había comido era demasiado pequeña. Lo que no sabía era que aquella especie no producía telarañas: era una araña saltadora, especializada en emboscadas.
Mientras comía, pensó en dónde podría conseguir arañas más grandes. Recordó que, tiempo atrás, cuando fue de compras con María, había visto un puesto que vendía insectos asados. Tal vez ahí pueda encontrar arañas, se dijo. Decidió ir al día siguiente.
En otro lugar, los ladrones estaban encerrados en una celda. Llevaban collares especiales que bloqueaban su