¡Por favor, que estés bien!
Un segundo estruendo apagó el escenario, las luces y el sonido, Rania y Samir fueron al suelo, y los guardias gritaban fuertemente.
—Han sido desactivadas las comunicaciones dentro del palacio, señor… —Su mano derecha llegó a él—. Nuestros cables no funcionan, hay total confusión ahora…
A Samir se le podía ver la furia en sus ojos, y Rania casi gateó para colocarse de pie y correr, sin embargo, él la alcanzó tomando su brazo y la sacudió con fuerza.
—¡¿Adónde vas?! —ella miró sus ojos y negó.
—Debo buscar a Omar…
—¡No! —Samir tomó al “imán” que era el hombre encargado de unirlos en la ceremonia—. ¡Termina, ahora mismo!
—Pero señor… —Samir sacó el arma de su hombre y lo apuntó.
—¡Ahora!
—Señor, vemos que vienen muchos militares, no sé de quién se trate… debemos salir cuanto antes…
—¡Prepara el auto! Saldré con Rania…
Rania trató de zafarse y negó.
—No… no… Déjame…
—¿Dejarte? ¡Dijiste que estabas conmigo en esto!
—Majestad… en estas condiciones, no puedo casa