REINA DEL MAR. CAPÍTULO 4. Sin trono fijo.
REINA DEL MAR. CAPÍTULO 4. Sin trono fijo.
Dos años después. Mismo puerto, misma rutina. Pero nada es igual.
Llego al muelle como cada noche, con el viento lleno de sal despeinándome y ese olor a aceite de barco mezclado con la humedad. Camino rápido, con el corazón golpeándome el pecho, y cuando llego a la dársena cinco, ahí están: Vero apoyada en un poste, como si fuera parte del paisaje, y Regina sentada sobre una maleta, concentrada en su tablet como si estuviera hackeando el Pentágono.
—¿Todo listo? —pregunto, ajustándome la chaqueta de cuero porque el frío de esta noche es pegajoso.
—Todo listo, capitana —responde Regina mientras me enseña sus pequeñas maletas: tres en total. Una suya, una de Vero y la otra mía. Por suerte recogieron mis cosas a tiempo.
—¿Ya revisaste las bitácoras del puerto? —le pregunto y me mira con esa sonrisa de suficiencia tan suya.
—Por supuesto. El Magnolia estará sin tripulación por los próximos tres meses. Confirmado por bitácora y monitoreo satelital