REINA DE REYES. CAPÍTULO 38. Un hombre comprometido

Me encanta cuando las personas se quedan sin palabras. Pero lo que más me encanta es verlas descolocadas; y Karin… bueno, Karin se descoloca a lo grande.

La forma en que abre la boca como si necesitara más aire para procesar lo que acabo de decirle es digna de estudio. Se tarda tres segundos en reaccionar, pero cuando lo hace, sus ojos parecen estar al borde del incendio.

—¡¿Qué dijiste?! —escupe, acercándose un paso. Huele a perfume caro y a ego herido.

—¿No escuchaste o quieres que lo repita con ejemplos visuales? —le digo sin moverme.

Ella frunce los labios con fuerza. Se nota que no está acostumbrada a que alguien le hable así, mucho menos una “mujerzuela barata”, como me llamó hace unos minutos.

—¡Tú no eres nadie para meterte! —espeta, alzando la voz lo justo para que varias cabezas cercanas se giren hacia nosotras—. ¡Lo que pase entre Viktor y yo…!

—¡No es nada, no trates de ser protagonista donde ni siquiera eres extra! Eres