REINA DE HIELO. CAPÍTULO 86. Un shock especial
REINA DE HIELO. CAPÍTULO 86. Un shock especial
Tres días sin dormir, sin salir de esta sala, sin poder descansar porque aunque cierre los ojos todo lo que puedo ver es sangre. La sangre de Viktor en la alfombra de aquel hotel.
He perdido la cuenta de las veces que me han dicho que descanse, que coma, que al menos cierre los ojos un rato. Me han traído ropa limpia, comida gourmet, incluso mandé poner un sofá reclinable de piel justo al lado de la cama de hospital, pero yo no me muevo de aquí.
No importa si se lo merece o no. Al estúpido lo torturaron por más de un día y no tiene a nadie más aquí.
Viktor está tan quieto que parece de mármol; como una escultura frágil y rota. Tiene vendas en el pecho, en el brazo, en el abdomen. Las máquinas junto a él hacen ese pitido constante que me acompaña como un maldito metrónomo. Cada bip suena como una burla, como un recordatorio de que aún no despierta, que podría no hacerlo nunca.
El doctor entra otra vez. Viene cada hora, siempre con esa cara