REINA DE HIELO. CAPÍTULO 50. Una manipulación narcisista
REINA DE HIELO. CAPÍTULO 50. Una manipulación narcisista
No sé si lo que siento es rabia o tristeza, pero el nudo en la garganta que me acompaña desde hace días no ha desaparecido.
Viktor se va, como si no le importara, como si de un día para el otro me desconociera y yo no entiendo… ni siquiera me preguntó qué tenía. ¿Fui yo la que me equivoqué creyendo que teníamos algo real? ¿Fui yo la que me ilusioné estúpidamente? ¿O es él quien sabe mentir demasiado bien?
Oskar conduce en silencio saliendo del hospital. Puedo irme en un taxi pero él insiste en llevarme y yo no tengo fuerzas ni para oponerme. Ni siquiera pone la radio, como si supiera que lo último que necesito es llenar el auto de más ruido del que ya tengo en la cabeza. Me mira de reojo cada tanto y aprieta un poco más el volante cuando cruzamos un semáforo en verde.
—No tenías que acompañarme, Oskar —murmuro cuando llegamos a mi edificio.
—Claro que sí —responde él sin mirarme—. Y no solo porque sea tu contacto de emergencia.