REINA DE HIELO. CAPÍTULO 42. Piezas
REINA DE HIELO. CAPÍTULO 42. Piezas
Despierto sintiendo el peso de un millón de agujas sobre mi cuerpo, y cada músculo duele como si hubiera corrido una maratón, o como si un camión me hubiera pasado por encima, muchas veces, adelante y atrás, adelante y atrás… ¡Ah no, ese fue Viktor!
Trato de girarme para incorporarme un poco, pero el mundo da vueltas, y mi cabeza pesa más que un saco de cemento.
—Shhh, no te muevas —susurra una voz ronca, suave, familiar—. Tienes que ir despacio hoy. Jamás habías tenido una noche tan movida.
—¿Das fe de eso? —lo provoco mientras lo veo trepar a la cama con descaro, como un tigre que se prepara para cazar. ¡Maldición! ¿Por qué nadie reconoce lo rico que es ser la presa de vez en cuando?
—Mis sábanas dan fe —responde subiendo encima de mí y apoyándose en los codos. Siento el peso de su cuerpo y me recuerda todo lo que me hizo anoche.
Se queda con el rostro tan cerca del mío que me hace temblar. Sus dedos me recorren lentamente la frente, la mejilla. I