REINA DE HIELO. CAPÍTULO 12. Un juego peligroso
REINA DE HIELO. CAPÍTULO 12. Un juego peligroso
Bajamos hasta el estacionamiento y juro que puedo sentir cómo se muerde la lengua para no preguntar quién es Oskar. Pero supongo que al final le gana lo dominante, porque apenas alcanzamos mi auto, apoya un a mano en mi puerta para que no pueda abrirla mientras me interroga.
—No tienes compañero de piso —declara como si estuviera haciendo un razonamiento interno—. Pero un hombre tiene la llave de tu casa. ¿No crees que el tal Oskar pudo tener algo que ver con los hombres que se metieron a robar?
—Oskar y yo trabajamos en campos completamente diferentes —digo encogiéndome de hombros—, y si quisiera mi proyecto solo tendría que pedirlo.
—¿Solo pedirlo?
—Es mi mejor amigo, se lo daría gratis… no es como si no le hubiera dado gratis otras cosas antes —suspiro y veo la forma en que Viktor se pone rojo.
No puedo negarlo: me encanta hacer rabiar a este hombre.
—Mejor deja tu coche aquí, tampoco quiero arriesgarme a que lo rastreen. Yo te llevo