Mundo ficciónIniciar sesiónEl amanecer llegó demasiado rápido, encontrando a Danna despierta en la cama enorme que todavía olía a sábanas ajenas y a decisiones que no podía deshacer. Las náuseas matutinas, que habían disminuido en las últimas semanas, regresaron con venganza cruel que la envió corriendo al baño de mármol donde vomitó hasta que solo quedaron arcadas secas que dolían en sus costillas.
Estaba todavía arrodillada en el suelo frío cuando escuchó el golpe educado en la puerta de su habitación. Una voz femenina, suave pero insistente, habló desde el otro lado con acento siciliano marcado.
—Señora Arnes, Don Vidal la espera abajo para el desayuno.
No era invitación. Era orden envuelta en cortesía que hacía







