Mientras Elizabeth y Gregory seguían perdidos entre besos y caricias hasta el límite de calentarse tanto olvidando que se encuentran rodeados de personas, Corina seguía sangrando, lentamente, puesto que ese es el plan. Cuando sintió que la puerta estaba a punto de ser abierta por alguien, se dejó caer sobre la cama y cerró los ojos. La empleada de servicio tras irle a llevar la cena cuando vio la cama tendida de blanco con bastante sangre en ella y a Corina, fingiendo estar desmayada creyó aquella escena como cierta y emitió un grito ensordecedor que muchos escucharon inclusive Melissa, quien corrió hacia su hermano.
Melissa llegó alterada a su lado respirando con dificultad y abriendo grandemente los ojos; no encontraba las palabras específicas para decirle a su hermano la situación.
—La loca que has metido en esta casa se acaba de suicidar—casi gr