33. Queríamos conocer a papá
El taxi se detuvo justo frente al portón del internado St. Elizabeth. Las tres pequeñas permanecieron en silencio, observando el paisaje familiar que ahora les parecía tan lejano. El chofer se giró, confundido.
—¿Seguras de que aquí es? —Quizás preguntándose porqué habían vuelto tan rápido de dónde las recogió.
—Sí —dijo Isabella en voz baja.
El hombre asintió y bajó a abrirles la puerta. Pero antes de que pudieran salir, una figura apareció al otro extremo de la calle, corriendo entre los autos con el corazón en la garganta.
—¡Isabella! ¡Rowan! ¡Mercy!
Las tres levantaron la vista. Era su madre, desbordada de miedo, con el cabello suelto y la respiración entrecortada. El alivio la invadió cuando las vio, sanas y completas.
—¡Mami! —gritó Rowan, saltando del taxi y corriendo a sus brazos.
Skyler las abrazó a las tres al mismo tiempo, apretándolas contra su pecho como si quisiera fundirlas consigo.
—Dios mío… pensé que nunca las volvería a ver —susurró, sollozando.
—L