CAPÍTULO 36

Ares Miller.

La mano del bastardo se unió con la mía, y solo noté su apretón duro, pero en el instante en que él iba a decirme algo, su teléfono sonó, y él miró hacia alrededor.

—¿Podemos conversar? —asentí mirando mi auto y sacando mi celular para avisarle a Anthony que lo sacaran de aquí.

Pero en el instante escuché cómo él contestó la llamada, y me indicó que me subiera a su auto, y por supuesto que lo hice. Ambos nos sentamos en la parte de atrás.

—¿Qué pasa? ¿Cómo que está llorando? —su mandíbula se apretó y luego soltó el aire, y se quitó el teléfono de la oreja para mirarme—. Creo que debo aplazar la conversación…

Ya el auto estaba en marcha y mi ceño se frunció.

—¿Tienes algún asunto familiar?

—Es mi hijo…

—¿Le pasó algo a…? —me frené de golpe—. ¿Tu esposa?

Él negó.

—Debo ir por él… será mejor que… —y levanté la mano.

—Podemos ir a recogerlo para que se tranquilice… ¿Está con su madre?

Edric me miró fijo, y luego pegó su teléfono a su oreja.

—Espera allí… voy por él…

Mis dedos
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