CAPÍTULO 23

Amelia.

Eran las ocho de la noche, pero para mí era como la una de la mañana en medio del desespero, la incertidumbre, y el nudo de nervios que tenía en mi estómago.

Mi uña estaba acabada, y no dejaba de dar vueltas en mi habitación, mirando el teléfono, para ver si Emily enviaba una señal.

Así que volví a escribir.

“¿Nada?”

Pero en medio del mensaje, recibí una llamada de Edric, que me volvió el corazón añicos.

Esperé al menos tres tonos, y tomé el aliento.

—Hola…

—Amelia… —pasé el trago.

—Dime…

—He ordenado que entren unos hombres al cambio de seguridad, baja y recíbelos y que se pongan en sus puestos…

—¿Nuevos hombres? De que se trata…

—De la seguridad de la casa… he contratado más… —mi ceño se frunció visiblemente, y luego asentí.

—De acuerdo, estaba por meterme a la cama, pero…

—¿Tan temprano?

—Sí. Estoy cansada…

—Bien… ¿Cómo está Maxi?

—También está cansado, hoy tuvo natación, así que sabes cómo llega.

—Perfecto, una cosa más…

—¿Qué es?

—Te amo…

Apreté el móvil, y solo miré la
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