Mundo ficciónIniciar sesiónNova no venía sola: traía consigo representantes de catorce diosas más, y todas querían una parte de la humanidad.
El laboratorio de Yuki se expandió sin previo aviso. Las paredes se estiraron hacia dimensiones imposibles, el techo se alzó hasta perderse en una penumbra dorada, y el suelo de metal se transformó en mármol pulido que reflejaba luces de estrellas inexistentes. Quince tronos aparecieron en un círculo perfecto, cada uno tallado en materiales que desafiaban la comprensión humana: cristal que ardía sin consumirse, metal que fluía como agua pero mantenía su forma, piedra que pulsaba con luz propia.
Una por una, las diosas se manifestaron.
Nova ocupó el trono central, su forma ahora más imponente que antes. Su cabello dorado flotaba como si estuviera sumergida en miel líquida, y cuando movía las manos, el aire mismo se calentaba. A su de







