La voz del pilotó se escucha a lo lejos atravesando el sueño de Alex, seguido por un golpeteo suave en la puerta de la habitación. Frotándose los ojos deja un beso perdido en la cabeza de su mujer y observa la puerta que vuelve a llamar su atención al escuchar un nuevo golpe. Con cuidado se separa de Lina y se coloca los pantalones para llegar a la puerta y averiguar el propósito de la interrupción.
—¿Sí? —pregunta al abrir la puerta y encontrarse con una de las azafatas.
—Ya estamos llegando, señor; deben tomar sus lugares —le hace saber la mujer.
—Ok. Ahí vamos, gracias.
—De nada, señor —con un asentamiento se gira para irse a su puesto y Alex cierra la puerta para despertar a su mujer.
—¿Ya llegamos? —se escucha la voz de Lina un poco ronca por el sueño.
Alex la observa y sonríe al ver como frota sus ojos y su cabello esta todo alborotado.
—Sí —asiente—. Hay que tomar asiento —indica acercándose a ella.
—¿Lo hiciste de nuevo, ¿verdad? —cuestiona sonriendo.
—No sé a qué te refieres