Carmen empezó a detallar cada persona y auto cercano, buscándolo, cuando sintió una fuerte mano en su espalda que la empujaba.
Entre el mareo y los tacones, ella no pudo sostenerse y trastabilló hacia la calle.
Mientras su cuerpo se bamboleaba, Carmen pudo ver de refilón al hombre que había visto hacía tan solo un momento, ese que vestía un oscuro y elegante traje, estaba corriendo, alejándose a toda velocidad.
Ese mismo hombre desconocido, uno de los hombres de Bastián, fue quien la había empujado hacia la calle.
Y lo siguiente que vio Carmen, fue la fuerte luz de los faros de un carro, que se acercaba a toda velocidad, encandilándola.
— ¡Carmen! — Ella escuchó de fondo la voz de Marcus, llamándola a todo pulmón.
Pero no tuvo tiempo para nada más, Carmen solo cerró los ojos esperando el inminente golpe del auto.
Sin embargo, tan rápido como sintió el empujón y antes de sentir el golpe del auto que la derribaría, Carmen sintió como fue tomada por la muñeca con fuerza, siendo ja