Mientras íbamos en camino al apartamento de Dimitri, su celular empezó a sonar. Yo lo quedé mirando, ya que él no hacía ademán de querer contestar y la persona era bastante insistente.
— ¡Carajo! ¿Por qué no pueden entender cuando se les ignora? — se quejó.
Yo puse los ojos en blanco, le saqué el celular del bolsillo y contesté.
— ¿Habla con la asistente de Dimitri Kovalenko en qué puedo ayudarle? — pregunté.
La persona al otro lado de la línea se quedó en silencio.
— ¿Quién es? — preguntó Dimitri de mal humor.
Yo lo quedé mirando y después aparté la mirada.
— Patricia, y dice que tienen un hijo que necesita de tu ayuda — le dije.
Dimitri frenó de golpe, y yo casi termino al otro lado del parabrisas.
— ¿Qué? — preguntó el hombre detrás de la línea.
Dimitri me miraba con los ojos desorbitados y yo no pude aguantar y empecé a reír.
— Dame eso, carajo — dijo y me arrebató el celular.
— ¿Qué pasa, Boris? — preguntó.
Yo lo miré mal y le di un golpe en el hombro.
— No te preoc