Días después...
Vivir a tiempo completo con Dimitri era relajante; él se encargaba de todo, y bueno, yo tampoco iba a quejarme por el trato.
— ¿Qué quieres de cenar hoy? — me preguntó mientras me veía cambiarme.
— No lo sé, sorpréndeme — le dije con una sonrisa.
Él asintió y se acercó un poco más a mí.
— Deberías quedarte, tengo muchas cosas divertidas por enseñarte — dijo con una sonrisa pícara en los labios.
— No puedo, te recuerdo que soy una simple asalariada y necesito mucho el dinero para subsistir — le dije.
Dimitri pasó con suavidad sus dedos por mi vientre.
— Puedo solucionar eso, solo pídelo, Grace — me contestó.
— Quiero un millón de dólares y una hermosa casa — le dije con una sonrisa.
Él me acercó a su pecho.
— Hecho — me dijo.
Lo miré a los ojos, esperando que se riera o algo, pero nada pasó.
— ¿Hablas en serio? — le pregunté.
Dimitri besó mi cuello mientras sus manos vagaban por mi piel expuesta.
— Nunca hablé tan en serio — me respondió.
Lo aparté de mí y lo quedé mira