Me Gusta

Los días pasaron y estoy más radiante que el sol.

Gracias al cielo la innombrable se despidió de mí, hasta que regrese de nuevo para hacer mis días tristes y rojos.  Además, con el justificativo médico que me dio el Dr. Collins, pude descansar sin problemas, arreglé un poco el departamento y dediqué tiempo para mí.

Me entra la tristeza, los días pasan demasiado rápido y ya devuelta a la rutina.

Al menos me siento más descansada y mi vientre vuelve a estar plano.

Revisé mi correo y estoy mega feliz, en tres meses van a abrir la carrera que quiero estudiar. Me han enviado la planilla de inscripción y la lleno de una vez.  Tendré que hablarlo con el director, necesito trabajar hasta las 5:00 pm para poder llegar a tiempo a las clases. Se me hará complicado, pero querer es poder.

La mañana ha estado un poco relajada y solo he visto al doctor por una hora en el consultorio, estaba programando una cirugía para una chica bastante joven, ella quiere sen*s grandes y pues él, se los va a colocar. Es tan profesional, no me cabe la menor duda... la chica que no es para nada fea estaba restregándole sus senos descaradamente, sin importarle que estuviera allí presente. Lo más sorprendente fue que él no le prestó la más mínima atención.

¡Eso me encantooo!

Yo no me atrevería a tanto, siempre he pensado que todas esas operaciones a la larga pueden ser contraproducentes. Mejor me quedo tablita.

Las jeringas y yo no nos llevamos bien, las operaciones me aterran. Es ver una aguja y me desmayo, la única manera de hacerlo es que el dolor me sobrepase, de esa manera no me importa nada, que me inyecten todo lo que quieran.

Pasaré por Brenda y veré si no está muy ocupada para ir al cafetín. Necesito tomar algo, pues, estar sin hacer nada no me gusta, siento que el día no pasa rápido. Mejor me olvido de Brenda, ella sí, tiene pacientes y está procesando muestras.

Le hago señas de que estoy sin hacer nada, me rio porque la condenada me entiende a la perfección.

Me doy la vuelta y me dirijo al cafetín, saco mi celular, quiero escuchar algo de música para olvidar todo lo que tengo a mi alrededor. Me coloco los auriculares y mi maravilloso Bruno Mars, me retumba el oído con Treasure.

¡Amooo, amoooo... esta canciónnn!

Treasure, that is what you are

Honey you're my golden star

You know you can make my wish come true

If you let me treasure you

If you let me treasure you

Pretty girl, pretty girl, pretty girl

You should be smiling

A girl like you should never live so blue

You're everything I see in my dreams

I wouldn't say that to you if it wasn't true…

Como voy tan distraída escuchando la música, no me doy cuenta de que alguien viene cruzando justo por donde yo voy a meterme y tropiezo de frente con algo duro, casi caigo sentada de cul*, cerré los ojos esperando el golpe.

Golpe que jamás pude sentir, cuando unos fuertes brazos me sostuvieron por la cintura, antes de tocar el piso.

Cuando logro abrir los ojos, me encuentro cara a cara y noto que es el mega doctooorrr. Sus feroces y maravillosos ojos azules me observan, me escanean. 

Me muerooo, no consigo respirar, este hombre me roba el aliento por completo.

¡Qué vergüenzaaa!, ¡trágame tierra  y no me sueltes en ninguna parte, simplemente desaparéceme! Lloro en mis adentros.

—¿Te encuentras bien?

Veo que pregunta algo, pero como tengo los auriculares puestos no logro escucharlo.

—Disculpe, qué torpe soy… no escuché lo que me dijo.

—¿Te hiciste daño?

—¡Ah!… no—me rio nerviosa—, estoy bien, gracias.

Noto como aún no me suelta y yo tampoco me quiero apartar de él, el calor que desprenden sus enormes manos me altera, me desestabiliza, su olor…

¡Diooosss su olor me embriagaaa! Me deja atontada.

—¿Qué escuchas?—¡Maldita voz sexi la de este hombre!

—Treasure de Bruno Mars—logro decir.

—¿Puedo?

Señala el auricular que descansa en mi oído y asiento con la cabeza, el roce de sus enormes manos en mi oreja me hace flaquear, siento que las rodillas no me sostienen. Y él, no me ayuda, sigue sin soltarme y yo, como toda una sanguijuela de primera, tampoco me aparto. Inhalo todo lo que puedo de su perfume, me drogo con su exquisito aroma.

Si así se siente estar drogada, quiero morir de una sobredosis… pero en sus brazos.

Veo como una sonrisa se dibuja en sus sensuales labios y me cuesta pasar saliva. Dirige su mirada penetrante hacia mí. Sus ojos han cambiado, ahora son de un azul más intenso.  Este hombre es dinamita pura y lo sabe.

Tiene poder sobre mí y total control de mi cuerpo. Solo esa mirada que me da y siento mi vagin* celebrar.

¿Qué me está pasando? Este hombre es un peligro, es una bomba de seducción.

¡Diooosss recíbeme en tu santo templo!

Y como si el cielo fuera un premio para mí, me manda derechito a las calderas de fuego cuando lo oigo decir:

—Bruno mars, nada mal—se ríe y traduce—. Tesoro, eso es lo que eres… Querida, eres mi estrella dorada, sé que puedes hacer mi sueño realidad, si me dejas apreciarte…—¡Dioooss! Mátameee—. Bonita, bonita, bonita, deberías estar sonriendo. Una chica como tú no debería jamás parecer tan triste, eres todo lo que veo en mis sueños. No te diría eso si no fuera cierto…

Bueno… Bueno… Buenooo. Cómo me va a decir esas palabras viéndome fijamente a los ojos, optaré por no escuchar más música en un lugar donde él pueda estar, es un peligro para mi corazón.

—Me gusta—Dice y yo me ahogo con la saliva.

—¿Qué…?

—Me gusta… la canción, es pegajosa.

Puedo respirar, pensé que se refería a mí.

—Es Bruno después de todo, él canta como los mismos dioses, demasiado bien y sus canciones son fenomenales.

—Veo que te encanta, ¿irías a uno de sus conciertos si tuvieras la oportunidad?

—¡Claro que iría!—Dije rápida y eufóricamente, lo que lo hizo reír.

De pronto suena su celular y aun sin soltarme atiende la llamada, se pone serio. Me observa de arriba abajo como queriendo asegurarse de que estoy bien.  Lo veo colgar la llamada y se queda pensativo.

—¿Sucede algo?—logro preguntar.

—Tengo una emergencia, debo irme.

Cuando pensé que se iría, se devuelve.

—¿Qué harás después de que acabe tu turno?

—Irme a casa con Brenda, supongo.

—Espérame a las 7:00 pm en la entrada, te llevaré a casa.

Bueno… bueno… Buenooo. ¡Claro que te esperaré!... esto se está saliendo de control y me encantaaa.

Ahora sí, sin más, se da la vuelta y se retira. Solo veo su ancha espalda y esas nalg*s bien redondas desaparecer por el pasillo.

¡Qué carajo! ¿Será una cita?

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