El teléfono de Valeria no dejaba de vibrar. Notificaciones, mensajes, llamadas perdidas. Todo un tsunami digital que amenazaba con ahogarla. Sentada en el borde de su cama, con la mirada fija en la pantalla del televisor, observaba cómo su vida se desmoronaba en tiempo real.

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Las imágenes manipuladas mostraban a Valeria en actitud cariñosa con Mateo, su ex socio. Fotos sacadas de contexto, conversaciones editadas, todo un montaje perfecto para destruir lo que había construido con Enzo.

—Maldita sea —murmuró, lanzando el control remoto contra la pared.

Su teléfono vibró nuevamente. Era Lucía.

—Val, ¿has visto las noticias? Están en todos lados.

—Sí —respondió con voz quebrada—. Es una mierda. Todo es mentira.

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