El salón resplandecía bajo las luces de las arañas de cristal. La élite empresarial de Milán se congregaba en aquel evento anual de la Cámara de Comercio Italiana, donde el champán fluía con la misma facilidad que los acuerdos comerciales. Valeria ajustó el escote de su vestido rojo, una creación de Versace que se adhería a sus curvas como una segunda piel. Sabía que estaba deslumbrante, lo confirmaban las miradas que atraía al caminar. Sin embargo, la única mirada que le importaba estaba fija en otra mujer. Enzo se encontraba al otro lado del salón, inclinado hacia una mujer de cabello negro y vestido azul noche. Reía con esa sonrisa que Valeria conocía tan bien, la que apenas curvaba la comisura de sus labios pero iluminaba sus ojos. La mujer tocó su brazo con familiaridad, inclinándose para susurrarle algo al oído. —Es Alessandra Ricci —comentó Luciana, apareciendo junto a Valeria con dos copas de champán—. Fueron pareja hace años, antes de que Enzo se mudara a España. Valeria to