El grupo se quedó parado en la calle, esperando. El sol había salido completamente ahora, París despertando a su alrededor. Gente yendo a trabajar, turistas tomando fotos de la Torre Eiffel visible en la distancia, vida normal continuando mientras la de Valeria pendía de un hilo.
A los ocho minutos, el teléfono de Marcus sonó. Javier.
—Mordió. Respuesta inmediata. Quiere verme a las once en Café de Flore. Dijo que tiene "mucho que celebrar" y que sería bueno ver "cara amigable".
Marcus sonrió triunfante.
—Perfecto. Llega temprano, encuentra mesa en esquina donde puedas controlar la conversación. Graba si puedes, memoriza si no puedes. Y Javier, esto es importante: no la confrontes directamente. Déjala hablar. La gente como Bianca ama presumir cuando creen que ganaron.
—Lo sé. Pasé tres meses con ella. Sé exactamente cómo funciona.
—Bien. Llámame cuando termines. Y gracias.
—No me agradezcas todavía. Primero veamos si funciona.
Javier colgó.
Valeria procesó esto.
—Once de la mañana. Eso