Mundo ficciónIniciar sesiónEl reflejo en el espejo le devolvió una imagen que ni ella misma reconocía. Valeria giró lentamente, observando cómo la seda roja se deslizaba sobre su piel como una caricia líquida. El vestido, un regalo de Enzo, parecía haber sido confeccionado específicamente para ella, abrazando cada curva con precisión milimétrica.
—¿Y bien? —La voz de Alejandro rompió el silencio desde el otro lado de la habitación.
Valeria contuvo la respiración. No debería estar allí. No con él. No cuando Enzo confiaba en que estaba eligiendo un atuendo para la gala benéfica que organizaba su empresa. Pero Alejandro había insistido en ayudarla, y ella, en un momento de debilidad, había aceptado.
—Es perfecto —respondió, sin apartar la mirada del espejo, evitando deliberadamente el contacto visual con él.
Alejandr







