La luz mortecina del atardecer se filtraba por las persianas del apartamento de Valeria, proyectando sombras alargadas sobre los documentos esparcidos en la mesa del comedor. Llevaba horas revisando los archivos que Enzo había conseguido a través de sus contactos. La investigación sobre la red de tráfico que había estado operando en la ciudad durante años parecía acercarse a su fin.
Valeria se frotó los ojos cansados. Cada página revelaba nombres, fechas y transacciones que dibujaban un mapa siniestro de corrupción. Enzo había salido para reunirse con su informante, prometiendo regresar con la última pieza del rompecabezas.
—Tiene que haber algo que estoy pasando por alto —murmuró para sí misma, reordenando los documentos por enésima vez.
Fue entonces cuando lo vio. Un nombre codificado que aparecía en varias transacciones importantes. "Águila Negra". Un escalofrío recorrió su espalda mientras sus dedos temblorosos buscaban la lista de alias que habían descifrad