Lourdes comenzaba a arrepentirse de lo ocurrido, o más bien de la manera en que se había entregado a un desconocido. ¡Ella no era así! Entonces cuando él comenzó a provocarla nuevamente y su cuerpo a responder a aquellos estímulos... ella intentó irse de la habitación aún sin pensar en su desnudez. Estaba abrumada.
-¿Adónde crees que vas?- El vicepresidente se puso de pie de un salto y la tomó del brazo intentando detenerla
-Esto no es correcto. Sigues siendo un desconocido para mi- Respondió y se soltó de su agarre
De pronto lo que fue un pensamiento incoherente tomó sentido y ella fue consciente de la desnudez de ambos, así como también de la excitación que no remitía en el empresario que la veía con clara amenaza en sus ojos.
-¿No lo es?- Se acercó haciendo que ella retrocediera hasta que su espalda se estremeció al quedar apoyada contra la puerta- No escaparás de mi Lourdes
Ella tragó saliva nerviosa mientras sentía el frío de la puerta a su espalda. La mirada ardien