Lourdes llegó al penthouse del vicepresidente y allí lo vió con Alvarito en brazos intentando darle de comer. Para ella fue gracioso ver aquella ropa costosa manchada de postre, aunque también le despertó demasiada ternura. Ese último sentimiento decidió ignorarlo, no era bueno porque sabía bien la clase de hombre que era él.
-¿Cómo te atreves a traer a mis hijos sin permiso y hacerme venir por ellos?- Se cruzó de brazos en actitud desafiante frente a él
Al ejecutivo lo recorrió la excitación. Le fascinaba verla enojada, le parecía súper sexy.
-Dylan quiso venir, yo se lo propuse obviamente. Compré algunos nuevos juguetes para mí colección y necesitaba su opinión para hacer una nueva compra- Se justificó usando la peor excusa
-Es verdad mami, él no sabía cuáles comprar- El pequeño en su inocencia creía que lo había ayudado y estaba orgulloso de haber podido hacerlo
-Tu y yo hablaremos más tarde- Le dijo con absoluta seriedad al empresario
-En mi cuarto- Ella leyó aque