Lourdes tenía todos los ingredientes dispuestos para comenzar a cocinar. Cortaba las verduras con furia, al igual que había trozado la carne. Al llegar Esmeralda la observó en silencio y supo sin necesidad de palabras que aquel enojo desmedido tenía nombre, apellido, un traje caro y una posición social privilegiada.
-Hola...- Dijo y no supo si decir algo más o no. No deseaba que su hermana se rebanara un dedo y por la furia que tenía era probable
-No te escuché llegar- Dijo soltando el cuchillo, haciendo que Esmeralda suspirara de puro alivio
-Eso está claro. Dudo que las verduras te hayan ofendido para tratarlas así- Bromeó intentando aligerar el ambiente y vio a Lourdes enrojecer de rabia
-Compraron a Dylan. Así como lo oyes, es en plural. Vinieron esos dos y ¿Sabes que es lo peor? Dylan los invitó a cenar ¡Estoy indignada, furiosa, les patearía sus...!- Esmeralda la interrumpió
-¡Pelotas! Patearías las pelotas si jugaras fútbol pero no lo haces- Esmeralda miró a Lourd