Esmeralda veía en sus compañeros de trabajo la felicidad de laborar hasta el jueves únicamente, ya que el día siguiente era feriado.
  Al acabar su jornada laboral se fue a toda prisa a su apartamento. No quería que Kenton la mandara a llamar. Ella sentía pánico de tener que encontrarse con su jefe aún más descansado ese fin de semana, porque sin dudarlo, acabaría con ella.
  -¡Tía tenemos una sorpresa para ti!- Dylan llegó corriendo a su lado en cuanto escuchó que ella llegaba
  -¿Si? ¿Cuál sería esa sorpresa?- Se agachó a la altura de su sobrino para abrazarlo y darle un beso ruidoso en la mejilla
  -Mira tía- Dylan señaló atrás de su tía y ella sintió un escalofrío
  Despacio, Esmeralda se reincorporó y se dió la vuelta para ver a Kenton sonriente extendiéndole una taza de café.
  -¿Qué hace usted aquí?- Preguntó en voz baja- Dylan cariño, ve a tu habitación
  -Me gusta tratar asuntos importantes personalmente y si te pedía que fueras a verme para hablar tranquilos te hubieses