Para Esmeralda el día menos esperado llegó. Saber que tendría que volver a estar con su jefe le causaba escalofríos, pero también cierta tranquilidad al saber que las deudas que la atormentaron por años desaparecerían como por arte de magia. ¿Cuánto tiempo había soñado tener la posibilidad de vivir libre de deudas? Era el anhelo más grande de Lourdes y de ella.
Lourdes solo había mirado a Esmeralda vestir con su ropa casual y mirarse en el espejo con cara de tragedia y preocupación inmensa.
-Puedes arrepentirte de esto. Recordarás toda tu vida lo que hiciste- Apoyó la mano en su hombro y le habló desde atrás mirando su reflejo en el espejo
-Tengo que hacer esto. Es una decisión tomada y ya firmé el documento. No te preocupes por mi, él me tratará como a un objeto valioso... después de todo eso es lo que soy- Rió amargamente intentando que su hermana creyera que estaba bien con lo que había aceptado
-Yo nunca voy a juzgarte. Llámame por cualquier cosa que suceda y para saber