Para Kenton era más que erótico ver a Esmeralda en la situación en la que se encontraba, rindiéndose a sus bajas pasiones; unas que solo con él había sacado a la luz. Verla tan sonrojada, jadeante y confundida solo aumentaba su propia excitación.
-¿Por qué me haces esto?- Puso una de sus manos sudorosas y temblorosas en el pecho de su dueño de fin de semana
Kenton sonrió seductor y respondió -Te deseo. ¿Aún no te das cuenta de cuánto lo hago?
-No creo que sea sano desear a quien no te desea a ti- Se atrevió a responder aún más confundida que antes
-En tu mente, tal vez en tu corazón no lo haces... pero tú cuerpo recibe cada una de mis atenciones. ¿De verdad quieres hablar en este momento?- Volvió a sonreír
-Solo te aprovechas de mi situación y usas tu experiencia en tu propio beneficio- Lo acusó pretendiendo hacerlo sentir culpable
-Luego de disfrutar varios días conmigo podrás vivir relajada finalmente. No estamos haciendo nada malo, solo disfruta el momento aquí- Le d