Esmeralda volvió a casa. Tener que negarse a la cena no había resultado difícil, pero presentía que su jefe no se daría por vencido tan fácilmente. ¿Por qué no volvía con su querida vampiro y la dejaba en paz? Ella ni siquiera lo había besado ni lo había mirado como las empleadas que suspiraban por él.
-¿Cómo te fue hoy?- Lourdes le preguntó preocupada con el presentimiento de que algo malo estaba ocurriendo
-No fue un mal día. Lo normal, números y más números- Restó importancia para no preocuparla
Esmeralda notó que había una fotografía más en la pared y sonrió con tristeza. Lourdes seguía aferrada al recuerdo de su ex. Él había sido un buen hombre en toda la extensión de la palabra y en verdad había amado a su hermana. En aquella fotografía podía notar el amor entre los dos, pero a diferencia del amor que habían tenido sus padres, el de ellos era sano.
-Trabajas mucho y te estás esforzando aún más, pero no pareces feliz- Lourdes la hizo volver al presente y alejarse así de los