Capítulo 1

Años después, narra Astrid

El dinero que me habían dado por el coche no me duró toda una vida, fue en ese momento que conocí a Igor, tuve que tomar decisiones que probablemente a mi abuela le hubieran destrozado el corazón y la prostitución me ayudo a avanzar. Vivía en un apartamento en una zona pésima de Londres pero no podía llamar demasiado la atención, pensar que Angelique se encontraba muerta era demasiado para mí y el temor que me invadía no podía ser descrito con palabras sin embargo era capaz de decir que era tan monumental que me llevó al punto de no revisar siquiera los periódicos. 

—¡Llegas tarde! —Igor maldijo —apresúrate que el señor A se encuentra esperándote, ya sabes que tienes que ser amable y no se te ocurra ser una majadera. Él paga muy bien y puede hacer lo que le venga en gana contigo.

—Igor, te he dicho que no quiero tener a ese tipo en absoluto. El otro día me maltrato demasiado y es un sádico asqueroso, mi cuerpo dolía hasta el último hueso y a pesar de eso me querías forzar a trabajar, entiende que es una bola de manteca asquerosa que me aplasta por completo con su rechoncho cuerpo.

—¡No me interesan tus palabras!, Ese hombre paga el doble de los demás por estar contigo y no pienso ponerme con remilgos solo porque a ti no te parece —él gritó y levantó su mano —así que apresúrate y ve a su carro que su coche te está esperando.

—Por comenzar a mí no me gritas —arquee una ceja y miré su mano que la bajó lentamente —no soy una de las que te tiene miedo y lo sabes, ahora baja tus humos y te advierto que si ese tipo me llega a hacer algo voy a irme de aquí, poco me importan tus estúpidas amenazas.

Caminé en dirección al carro, el viejo me esperaba en el mismo sitio de siempre y en el momento que subí acarició mi pierna; el asco que invadía mi cuerpo era tan grande que a duras penas contuve mi contenido estomacal, él arrancó y llegamos a un motel de mala muerte, pidió una habitación y en el momento que miré que sacó un tubo de su bolso me quede helada.

—¿Qué piensa que va a hacer con eso? —retrocedí en el momento que se acercó a mí —ni se le ocurra ocupar eso conmigo, aléjese porque si no seré incapaz de responder por mí.

—Pago por estar contigo y hacer lo que me venga en gana, ahora quiero que te des la vuelta si no deseas que te dé una golpiza que no vas a olvidar jamás.

—¡Eso sí que no! Es un viejo asqueroso que probablemente tiene su familia, se encuentra casado con una mujer igual de rechoncha que usted y no lo complace en la cama porque es fría, por eso busca en la calle lo que no encuentra en casa. Lo deben de tomar como el ejemplo de hombre que no hace nada y capaz tiene hijas o hijos que ya lo hicieron abuelo; no es la primera vez que me topó con tipos como usted. Además oculta su rostro por un motivo.

No supe en qué momento le quité el tubo y sin ninguna consideración lo metí por su recto, el hombre dió un grito tan fuerte que muchos se salieron de sus habitaciones mientras corría desesperada por los pasillos de este sitio de mala muerte, me quedé helada al ver que Igor se encontraba fuera y al ver que estaba huyendo me detuvo del cabello.

—Quiero que en este momento me digas que hiciste con el señor A, si le has hecho algo te advierto que te voy a cortar en pedazos y les daré de comer a mis perros tus trozos de carne —él me golpeó muy fuerte —esto es un pequeño adelanto, ahora vamos adentro para ver que sucedió y el motivo por el cual ese cliente dió un grito tan desgarrador, ya sabes que te va a pasar si el daño es muy serio, eres un jodido grano en el culo, Estrella.

Igor me arrastró por el pasillo que salí corriendo y al llegar al cuarto se quedó helado mientras veía a ese viejo rechoncho con el tubo clavado en su recto, en el momento que me intentó golpear lo empuje y para su mala suerte cayó encima del objeto que este tipo tenía metido, aunque no lo atravesó logró darle un golpe tan fuerte que se quedó en el suelo.

—¡Estrella! —él gritó —ven aquí, m*****a ramera esta me la vas a pagar y muy caro, te encontraré donde sea que te encuentres.

Salí huyendo y me juré no regresar donde Igor, al llegar a mi apartamento supe que no iba a poder permanecer ahí así que tomé las cosas que necesitaba y en el momento que estaba a punto de salir alguien tocó la puerta. Me quedé helada al pensar que era mi proxeneta sin embargo al escuchar la voz familiar del único cliente que recibía aquí fue que abrí.

—Lo siento mucho pero hoy no te voy a poder atender, me metí en serios problemas y no tengo mucho tiempo para irme de acá.

—¿Qué fue lo que te pasó? —el hombre preguntó con voz ronca —¿Quién te golpeó de esa manera? No me mientas.

—Fue mi proxeneta, estoy huyendo de él en estos momentos ya que aunque no sabe dónde vivo pues tiene conexiones que tarde o temprano le van a decir de este piso.

—Vamos, en esta ocasión te voy a ayudar —él entró al apartamento —tengo un sitio seguro donde te puedes quedar y dudo mucho que te encuentren.

Acepté la ayuda ya que no me podía poner con remilgos, él tomó mi bolso maletero y caminó delante de mí. Llegamos a un carro sencillo y subimos, durante todo el camino no se quitó la máscara. Quizás este pequeño detalle me podía ocasionar incomodidad por las circunstancias que se dieron, sin embargo con este hombre las cosas eran diferentes.

Finalmente llegamos a una casa de campo que estaba en medio de un bosque, el chalet tenía todo lo necesario para estar cómodo y entré un poco tímida. Esta persona me transmitía una enorme seguridad que me sorprendía demasiado.

—Creo que aquí vas a estar segura y cómoda, no tengo nada de comida fresca es el único detalle pero mañana vendré a dejarte algunos víveres. Si acaso llegas a tener algún problema puedes apretar el botón de pánico, eso pondrá a la policía aquí en cuestión de minutos.

—Muchas gracias, dudo mucho que Igor me encuentre en este sitio —sonreí un poco tímida —si deseas hablar podemos hacerlo en este momento, siento que cargas con demasiado peso sobre tus hombros y si me buscaste es por algo.

—Muy bien —él me extendió un rollo de billetes —toma tu pago, todo se encuentra completo como siempre.

—No —aparté el dinero —esta ocasión la casa invita, me has ayudado y lo mínimo que puedo hacer es escucharte sin esperar algún tipo de pago.

—Insisto —él colocó el dinero en mis manos —esto te va a ayudar en su momento y creo que deberías guardarlo para más adelante, tendrás que cambiar de trabajo de una vez ya que es demasiado peligroso seguir ejerciendo como persona de la vida alegre, ya luego veremos en qué te puedo ayudar.

Guardé el dinero ya que él no quisó aceptarlo de regreso, una vez que nos pusimos cómodos empezó a hablar acerca de su familia paterna, con esta persona las cosas siempre eran así, no se acostaba conmigo como los demás y solamente quería hablar, me pagaba para que lo escuchará. La primera vez que me buscó pensé por un momento que estaba loco, sin embargo me equivoqué por completo, solamente necesitaba a alguien que lo escuchará.

—No quisiera volver a encontrarme con mi familia paterna pero mi papá me está suplicando que lo haga, es difícil lidiar con ellos y más aún por el maltrato que mi mamá junto con mi hermano recibieron por su parte años atrás.

—Lamento escuchar esto, pero si no deseas ir simplemente no lo hagas. No podemos hacer algo que no queremos sólo porque las personas que queremos nos lo piden, hay cosas que son muy difíciles y tu padre tiene que saberlo perfectamente e incluso creo que debería apoyarte en no tener nada que ver con las personas que humillaron a su esposa y a su otro hijo.

—Mi papá es consciente de que su familia hizo mal pero dice que la sangre es más espesa que el agua, sé que mi mamá se siente entre la espada y la pared por eso no habla nada —él suspiró —las cosas son demasiado complicadas a partir de este punto y quiero regresar a la simplicidad de antes.

—A veces las cosas no son complicadas sino que es uno el que las complica, creo que deberías pensar las cosas y hacer lo que tu corazón te dicta, nadie tiene el derecho a presionarte con algo que es difícil para ti.

—Por eso me gusta hablar contigo —pude imaginar una sonrisa —ves las cosas de una manera bastante simple y tus palabras muchas veces son muy certeras. 

—La calle te enseña cosas y los golpes de la vida ni se diga, a veces el ataque viene de las personas que menos pensamos y eso es algo doloroso pero con el tiempo se aprende a que tienes de dos, te lanzas a morir o luchas por seguir adelante.

—Presiento que esto no tiene nada que ver conmigo sino contigo, ¿Por qué hablas de esa forma? Claro está, si se puede saber.

—No se puede saber, aquí tú me pagas para escucharte guapo y no viceversa —sonreí con sarcasmo —te digo así aunque no conozco tu cara y no sé que ocultas debajo de esa máscara, quizás es un rostro desfigurado, honestamente creo que han pasado demasiadas cosas para que las sigas usando, has hablado temas tan íntimos conmigo que lo considero incluso absurdo.

—Me siento más cómodo de esa forma, ahora si me disculpas tengo que irme a mi casa —él se levantó —en la alacena puedes encontrar alimentos enlatados, vendré mañana con víveres para que no tengas que pasar comiendo eso.

—Toma —le di del dinero que me dió —compra lo que te alcance con eso, ni se te ocurra decirme que no porque te voy a dar un puñetazo en el estómago, no quiero ser una carga para ti y punto final. Te espero mañana y maneja con cuidado.

Él se marchó y antes de subir a su carro pude ver que se quitó la máscara pero no pude ver su rostro de forma completa sino solo una parte, su piel era nívea y solo con mirar esta pequeña parte de su cara era capaz de decir que se trataba de un hombre muy apuesto. Entré a la casa y cerré con seguro, bien me tocaría dormir en este sitio y aquí permanecería hasta nuevo aviso. Al día siguiente me desperté con hambre, fui a la alacena y ahí saqué un atún en aceite con unas galletas soda, comí todo con muchas ansias sin embargo luego de unos minutos sentí como mi estómago me estaba doliendo de forma insoportable, fui corriendo al baño para vomitar y luego me senté para hacer el número dos…

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo