Pietro sentía como si flotara sobre el agua, sentía como si estuviera en una alberca gigante, quería levantarse, quería saber qué estaba ocurriendo, no entendía qué estaba haciendo ahí, lo último que recordaba, era que llegó ebrio al hotel, pero no iba solo. Marco y él, habían tenido una cena de negocios, luego unas largas piernas y una hermosa cabellera oscura se atravesaron en su camino, se despidió de su amigo y salió llevando a esa hermosura con él.
- “¿Qué demonios están sucediendo? ¿Dónde estoy? Juro no volver a tomar tanto whisky como esta vez. ¡Demonios! Mi cabeza me duele como si la hubiesen agarrado a palos… Prometo que mañana, tan pronto esté más consciente, iré a correr, el maldito alcohol, seguramente estaba adulterado, ya me había pasado con anterioridad, seguramente Marco está igual… ¿Por cierto? ¿Dónde está mi acompañante? ¿Cómo se llamaba? ¡Ya ni lo recuerdo! ¡Maldita sea! Creo que la edad me está cobrando factura…
Pietro estaba concentrado en ello cuando a lo lejos, p