Luego de que Massimo, por fin, aceptó que Paolo tuviera un acercamiento con su verdadero padre, tenía mucho que pensar, mucho que hablar con su hija Laura y Luciano, pero, por el momento, no sabía cómo quitarse aquella sensación de ansiedad.
De la nada, tomo su móvil, busco entre sus contactos a alguien, le llamo y espero que tuviera un tiempo libre para platicar.
- ¡Hola! ¿Massimo?
- Paloma… - Dijo Massimo un tanto descansado.
Por el momento quería todo y nada a la vez, solo quería no pensar, tenía que hacer, pero se resistía a ello.
- ¡Massimo! ¡Qué agradable sorpresa! – Dijo Paloma al escucharlo.
Paloma rara vez hablaba con Massimo, si bien, ambos sabían que eran padre e hija, esa parte Massimo prefería dejársela a Marco. Ya que, aunque le costase reconocer, Marco Barzinni era el padre de su hija y él, él solo era lo mismo que ahora sería Pierre para con Paolo, nada.
- ¿Estás bien, Massimo? – Preguntó Paloma, intrigada.
- Eh, ¿Mmm? ¿Me preguntaba si estabas libre un par de horas o a