- ¿Así que esa fue su última voluntad? – Dijo Massimo con asombro.
- Sí, por esta misma razón estoy aquí y no en el cine buscando a tu hijo. – Dijo Pierre, haciéndole saber que él sabía todos los movimientos de su hijo.
- Alessia, mi mujer, hizo mucho daño, ella para mis hijos ya está muerta desde hace mucho tiempo, ¿Por qué quieres aparecer de repente y contar una verdad que solo le hará daño a Paolo?
Yo, como sea, pude soportar que mi hijo no lleve mi sangre, eso a mí no me importa. Él seguirá siendo mi hijo, pero él, él está joven, él no merece esto. – dice Massimo, molesto al punto de querer levantarse de la mesa.
- Massimo, será mejor que tomes asiento y lleguemos a un acuerdo, porque de lo contrario, tanto tú como yo sabemos que iré a buscarlo. – Dijo Pierre en tono de advertencia.
Massimo no tenía opción, sabía que Pierre era alguien poderoso, más poderoso que él, si bien quería podía actuar, si bien quería se lo podía llevar, si tan solo Pierre, le decía a Paolo la verdad, la