La abuela salió hecha una furia camino a encontrar a Guadalupe, no podía creer que esta vez Massimo estaba dispuesto a llevarle la contra.
Massimo, por el contrario, se quedó sentado en la mesa pensando en que su abuela no tomaría acciones con Guadalupe, pero si lo hiciera, tal vez eso sería un respiro y, por fin, su casa volvería a la normalidad.
- “Abuela, me pides que pague la cuenta, si ni siquiera pediste algo de comer”. – Pensó y se le dibujó una sonrisa burlona en el rostro.
Mientras iba camino para alcanzar a Guadalupe, la abuela Pellegrini sacó su teléfono y marcó a Pietro.
- ¡Alo, Pietro querido! Necesito que me hagas un favor… - dijo la abuela Caterina, con voz melosa.
- Abuela, esta vez ¿De qué se trata? Sé que cuando me hablas en ese tono, se trata de un favor, parecería que quieres que mande a matar a alguien. –dijo Pietro con voz burlona y sarcástica.
- ¡Chamaco tonto! ¿Así saludas a tu abuela?
- Perdón, ¡Hola, abuela hermosa! - dijo Pietro apenado.
- ¡Así me gusta más!