Pietro rodeó el auto de Massimo, era obvio que ya le debía un cristal, lo iba a dejar a su casa para pedirle a Teodore que le ayudara a llevarlo a la agencia, además de que no podía regresar en ese estado a la habitación con Celeste, pasaban de las 5:00 am, por lo que lo idóneo era ir a casa, tomar un baño y curar sus heridas.
Marco, por su lado, camino hacía urgencias a que le atendieran los golpes recibidos en la cara, estaba claro que llegar en ese estado alteraría a Valeria, por lo que llamó a Federico.
— Federico, ¿estás en casa? – Pregunto Marco mientras conducía en dirección a su casa.
— Marco ¿Estás bien? ¿Necesitas algo? ¿Qué sucede? Normalmente, no me llamas a esta hora a menos que sea una emergencia. — Dijo Federico levantándose de golpe de la cama.
— No me pasa nada urgente, pero quiero ir a tu casa, ¿puedo? No tengo a dónde llegar…
— ¡Claro! Ya sabes que aquí tienes tu casa, ¿paso algo con Valeria?
— Te cuento cuando llegue…
— Ok aquí te veo…
--- Mansión Pellegrini