Estimadas lectoras y lectores A Luciano le costo mucho despedirse de toda su familia, espera pronto poder regresar para no irse. Ya la vida nos mostrara que será a futuro de esta idea...
Una vez hecho esto, Luciano salió y caminó hacia la oficina donde Massimo ya lo esperaba mientras revisaba algunos documentos de la fusión. - ¿Ya te despediste de todos? – preguntó Massimo mirando con tristeza a su hijo. - Ya, Almendra se está despidiendo de ellos también… ¡Gracias, Massimo! De verdad, ¡Gracias, por dejarme estar con mis hermanos! ¡Gracias, por dejarme volver a verlos! – dijo Luciano con nostalgia. Massimo lo miró, se levantó de su asiento, rodeó el escritorio y se acercó a su hijo para poder abrazarlo fuertemente. - ¡Tú, Luciano! ¡Tú eres mi hijo! ¡Jamás creas que te voy a negar el venir aquí! Si ahora mismo me dices que no te quieres ir, yo mismo voy a ir a hablar con Moretti para que te deje quedarte, así tenga que vender mi alma al diablo. Si tú así lo decides, yo hablo con él y consigo que te quedes. - ¡Gracias…! Pero, ya soy un hombre y, ¿Qué clase de hombre sería si te dejo pelear mis batallas…? - dijo Luciano, muy seguro de lo que decía. - ¡Está bien, h
Para Massimo no era ningún secreto que su hija atravesaba por un momento crucial en su vida. Él se miraba y era obvio que conforme sus hijos crecían, los problemas también. Solo pedía a todos los santos habidos y por haber, que le dieran la iluminación correcta para poder aconsejarlos de la mejor manera.Massimo ya había mandado a investigar a Adrien Bianchi, esto lo hizo casi desde el momento en que su hija le confesó que ella quería que el padre de su hija tuviese contacto con la bebe. Por lo que en secreto había investigado toda la vida y obra de aquel joven.Sinceramente, Massimo no se sentía con la calidad moral para reclamarle algo, ya que él, precisamente recordando su pasado con Guadalupe, era el menos indicado para hacerlo; sin embargo, en este caso se trataba de su hija y por ella tenía que tomar cartas en el asunto.Después de mucho pensarlo, decidió que era momento de tener una plática de hombre a hombre con aquel joven. Así que sin decirle nada a nadie, el contacto al jov
Massimo vio al joven, lo miró a los ojos y vio lo que él esperaba ver. Luego de que le entregaran el informe donde hablaban de toda su vida, sabía que aquel joven hablaba en serio.Por momentos, pudo verse reflejado en aquel joven, aunque debía ser más honesto, este muchacho era más joven que él y podría decir, que él era más maduro incluso que el propio Massimo a esa edad.Si bien, no estaba de acuerdo con el comportamiento del chico y las actitudes que tomó cuando se enteró de que sería padre, eso era algo que solo su hija podría juzgar. Él solo estaba ahí para confirmar que él joven era un hombre de palabra y que lucharía por ganarse el derecho de ser padre.Massimo pensó en Alberto, el famoso abuelo Alberto, aquel hombre que era el único familiar de Guadalupe en su tiempo. Él estaba seguro de que si se hubiera enterado de toda la m****a que le hizo pasar a su nieta, él jamás hubiera permitido que conociera o se acercara a su nieta.Por lo que busco las mejores palabras para expre
Habían pasado unas semanas después de que Luciano se fue a Nueva Zelanda. Él había hablado con Adrien, el joven ya estaba dentro del grupo integrado por las 3 familias.Massimo no lo reconocía abiertamente, pero el joven tenía madera para los negocios, aunque aún cohibido. Gracias a la soltura de Pietro, las ideas del joven Adrien salían a relucir.- Ya deberías dejar de ser tan estricto con el mocoso… - dijo Pietro entregándole un trago de whisky a Massimo.- No me puedo dar el lujo de ser el hombre blando aquí, no al menos hasta que el mocoso, como tu dices, muestre su verdadera valía.- ¡Ya! ¡Ya! No digo nada, porque en años, me podría ver igual… Lo que sí te puedo decir es que el mocoso, no es tan tonto como creíamos, si le gira su ardillita.- Ya no trates de echarle tantas flores, él viene, hace su trabajo, cumple su jornada laboral y nosotros pagamos por ello.- Una muy buena cantidad, por cierto… - dijo Pietro burlonamente.- Al final, ese dinero llegará a manos de mi nieta y p
El tiempo se había ido volando, los Barzinni estaban a nada de irse y con ellos, Paloma y Aldo, en una semana las cosas tal como las conocían cambiarían nuevamente.Estaba claro de que, una vez que los Barzinni regresaran a México, las familias en Italia, también comenzarían a moverse. Tal como ya se sabía, Teodore se quedaría en Florencia, Massimo en Lazio dirigiendo el Grupo PVD y Pietro, tan irreverente como siempre, trabajaría desde casa a lado de su esposa e hijas.Massimo estaba sentado detrás de su escritorio revisando los pendientes cuando una llamada lo sacó de su mundo.- Señor D’Angelo, creo que necesitamos hablar… - dijo la voz al otro lado de la línea.- ¿Quién habla? – respondió Massimo aun sin reconocer la voz.- Pierre Legrand… - dijo soltando un suspiro de cansancio.- Señor Legrand, ¿Es que acaso no me avisaría cuando llegaría al país?- Señor D’Angelo, le estoy avisando que ya llegué y quiero ver la posibilidad de ver a mi hijo…- Tal como se lo dije por teléfono en
No muy a gusto, el joven Paolo salió de su habitación y se dirigió al jardín donde ya se encontraba esperándole un hombre que no aparentaba la edad que tenía, y siendo sinceros, el parecido entre el joven Paolo y el hombre era inequívoco.Al escuchar que unos pasos se acercaban, el hombre que tomaba ya una taza de té, se levantó y volteó a mirar a quien venía, llevándose una gran sorpresa al ver a su hijo acercándose.El hombre, solo pudo esbozar una sonrisa de satisfacción y orgullo, al ver que el jovencito era bien parecido y que su genética inigualablemente estaba ahí. Eso era algo que, para un hombre de la realeza, prácticamente era un orgullo, ya que su sangre se seguiría preservando.- Paolo, te presento… - Intentó decir Massimo con educación.Sin embargo, el joven interrumpió.- Ya lo conozco, Pierre Legrand Bouygues... - dijo el joven un tanto sorprendido pero serio.Massimo volteó a verlo y quedó sorprendido ante las palabras de su hijo. Ya que lo que desconocía el padre, era
Una vez que Massimo despidió a Pierre, entró a la mansión y se dirigió a la habitación de su hijo, el cual estaba acostado en su cama, dando la espalda a la puerta.- Paolo, ¿Puedo pasar? – dijo Massimo con precaución.- Ya estás adentro, papá… ¿Vienes a regañarme por lo que pasó hace tiempo? – dijo Paolo tratando de sonar calmado.Massimo vio a su hijo y era evidente que no le reclamaría sobre eso, por lo que se acercó a la cama de chico, se recostó a su lado, lo abrazó y besó su cabeza.- Hijo… vine a ver como estás, vine a ver si necesitas algo, vine a ver a mi hijo que atraviesa un mal momento…Paolo se giró para ver a su padre y abrazarlo, aquello dejó en evidencia que Paolo estaba llorando.- ¿Por qué mamá era así? – dijo Paolo con decepción.- Hijo… Mamá, ya está muerta, no es bueno que hablemos mal de alguien que no se puede defender. Tu madre era una persona complicada, ella fue hija única y, por ende, tenía actitudes un tanto caprichosas.- Papá, no la justifiques, mamá era u
Valeria guardaba la ropa en las maletas, por momentos se perdía en el recuerdo o motivo por el que habían venido aquí.Todo pintaba a que sería fácil y rápido, en cuestión de meses estarían de regreso en México, pero de ello, ya había pasado más de un año.Las cosas simplemente no habían salido como realmente se habían planeado, los enemigos a vencer no eran los correctos, las personas que realmente habían movido los hilos no eran quienes ellos creían.No cabía duda de que aquellas cosas del pasado pesaban, pero las cosas del presente pesaban aún más.El haber encontrado esa paz o ese perdón hacia Massimo era una de ellas, nada justificaba la violencia con la que él la había tratado, nada justificaba los golpes, el abandono, el engaño y todo lo ocurrido.Ella había llegado a un país extraño hace ya varios años, creyó en el amor a primera vista, si bien no lo fue, si le dejó varias lecciones de vida.- ¿Mi vida? – se escuchó la voz de Marco.- ¡Oh! ¿Qué sucede, amor? - dijo Valeria volt