Luego de ver cómo Paloma es llevada a revisar, Luciano pudo soltar un respiro de tranquilidad, su mente repasaba una y otra vez los acontecimientos vividos y no podía salir de su asombro.
¿Cómo podría salir? Si jamás en su vida se habría imaginado vivir algo así, él pensaba, uno no va por la vida creyendo que la oportunidad de traer a alguien al mundo sea posible, menos cuando la madre de ese alguien acaba de perdonarte por haberle hecho daño.
- Luciano… - Se escuchó la voz de una mujer que corría por el pasillo.
Luciano solo pudo levantar la mirada para ver a Valeria, quien corría rápidamente a su encuentro.
El joven, al verla rápidamente, supo que se trataba de la madre de Paloma, no se habían visto las caras, pero no era necesario, el parecido era evidente.
- Luciano, hijo, ¿Cómo está mi niña? ¿Ya la están atendiendo? ¿Cómo está la bebe? – dijo Valeria llenándole de preguntas al chico.
- Bueno… Se las llevaron para revisar, aún no me dicen nada, pero cuando llegamos, tanto Paloma co