Había pasado un mes desde que Almendra tuvo que ser desconectada, la vida de los D’Angelo, Moretti y Pellegrini cambio de manera considerable.
Nadie lo vio venir, nadie se hubiese imaginando que toda la tranquilidad con la que vivián, todas las buenas noticias que se iban y venían una tras otra, se acabarían de un momento a otro.
Tristemente lo que toda la familia temía se hizo realidad, Almendra no lo logro. Luciano fue quien tuvo que tomar la difícil decisión, ella tenia que descansar, ella se tenia que ir, no podía seguir así, ni viva, ni muerta, eso era lago que ella en algún momento temía vivir y se lo había platicado en alguna charla de almohada.
Luciano estaba parado mirando la placa donde descansaban los restos de su joven y amada esposa, llevaba un ramo de flores. Ella nunca le dijo cuales eran sus favoritas, por lo que le llevaba de todas.
Parado ahí, era inevitable que un nudo en su garganta se formara y lágrimas inundaran sus ojos, al recordar la forma tan absurda en la