Definitivamente, el tiempo, lejos de todos, lo había cambiado, al final Paloma serían las hormonas que movían su estado de ánimo a voluntad, lo que hizo que ella estirara su mano y tocara la del joven.
- Luciano… Creo que lo que pasó hace tiempo, no debería ser motivo por el que no podamos intentarlo nuevamente, no te digo que seamos los hermanos más unidos, pero por lo menos podemos intentar hablarnos y ya el tiempo dirá…
- ¿Estás segura de lo que dices? ¿Acaso tan fácil se te olvida que te levante la mano? – Dijo Luciano, apenado y tratando de alejar su mano.
- Luciano, somos hijos del mismo padre… No podemos seguir peleados o distanciados toda la vida.
La verdad es que los artífices de todo esto, ya ni están o al menos eso creo, mientras tú y yo, estamos alejados. Creo que por la sana convivencia con nuestros hermanos, lo mejor es que limemos asperezas. – Dijo Paloma de manera muy tranquila y sincera.
- ¿Crees que tu esposo me va a aceptar? – Pregunto Luciano con evidente duda en l