Massimo estaba en casa, revisaba sus pendientes, debía dejar todo listo, tal como lo había dicho hace un par de días, acompañaría a Paolo a las Maldivas, por lo que, debía dejar revisados todos los documentos que requerían su atención. Su mente se vio distraída cuando alguien tocó a la puerta, su sorpresa fue grande al ver a su hija, Paloma, de primera vista, la primera imagen que vino a la mente fue como si viera a Guadalupe de joven.
- ¡Hola, Massimo! ¿Interrumpo algo? – preguntó Paloma, aún parada en la entrada.
- ¡Hola, mi niña! ¡No, no! ¡Pasa! ¡Pasa! Solo estoy revisando unos pendientes que quiero dejar cerrados antes de salir de viaje. – Dijo Massimo levantándose de su asiento.
- ¿Vas a salir de viaje? – preguntó Paloma con curiosidad.
- ¡Sí! Voy a las Maldivas, Paolo quiere que lo lleve… - Dijo Massimo tranquilamente.
- ¡Oh, ya! Seguramente es por Amina, ¿Verdad? – Dijo Paloma levantando una ceja.
- ¿Así que se llama Amina? – preguntó Massimo dibujando una sonrisa y caminando ha