Franco Amato había contratado a un buen investigador privado; la tarea encomendada era encontrar a, Alberto Priego.
- Necesito que lo busques, necesito saber todo lo relacionado con Alberto, Alejandro y Camila.
Sé que no deben estar lejos, no podrían dejar a su hija o nieta sola, tanto tiempo.
- ¡Sí, señor! Usted pierda cuidado, que si ese hombre está en Italia, le vamos a encontrar...
Pondré a varios hombres a buscarle, esto no debe demorarnos tanto, aun cuando Caterina lo esté protegiendo.
- ¡Perfecto! ¿Has logrado averiguar algo sobre Marco Barzinni? - preguntó el hombre con gran interés.
- ¡Efectivamente! Si hay un Barzinni vivo, este vive en Nueva York. Pero está más protegido que el mismo presidente, mantiene un bajo perfil, pero, aun así, lo hemos encontrado. - dijo al investigador en un tono serio.
- ¡Manténganlo vigilado! Necesito saber cada uno de sus movimientos... - dijo Franco en un tono que no aceptaba negativas.
- ¡Así será, señor!
El juez Amato subió a su lujoso auto y