Por otro lado, los bebes ya se habían agotado y estaban un par de niñeras cuidando a esa pequeña guardería. Marco, al ir a ver a sus gemelos, sabía que aquella era una labor titánica que no quería volver a intentar.
Por un momento, vio a los pequeños angelitos en esa habitación que Magnus había adaptado para ese día en particular.
Estaban sus gemelos, las hijas de Pietro, la hija de Laura, 5 bebes que pronto serían 6. No podía evitar imaginar cómo sería el futuro de todas estas nuevas generaciones, le daba nostalgia, pero sabía que era el momento de soltar.
Paloma ya era una mujercita y pronto sería madre, era momento de que ella emprendiera el vuelo, ahora debía enfocarse en Gio, Alberto y sin olvidar a Carolina. Además de que en algún momento debía sobrar tiempo para compartir con su amada esposa, un mundo sin ella no lo podría imaginar.
- ¿Cómo están? – Escucho una voz en particular.
- Bien… Respondió Marco en un susurro.
- ¡Qué bien! Vine a echarles un ojito a mis niñas… ¡Son herm