Estimadas lectoras y lectores Massimo ya paso el momento que tanto temía, las cosas no salieran mal para él, pero si para Pierre, ahora solo le toca a Massimo acompañar a su hijo y guiarlo por un buen camino, no apartándose de que existe un padre por ahí, esperando una oportunidad.
Valeria guardaba la ropa en las maletas, por momentos se perdía en el recuerdo o motivo por el que habían venido aquí.Todo pintaba a que sería fácil y rápido, en cuestión de meses estarían de regreso en México, pero de ello, ya había pasado más de un año.Las cosas simplemente no habían salido como realmente se habían planeado, los enemigos a vencer no eran los correctos, las personas que realmente habían movido los hilos no eran quienes ellos creían.No cabía duda de que aquellas cosas del pasado pesaban, pero las cosas del presente pesaban aún más.El haber encontrado esa paz o ese perdón hacia Massimo era una de ellas, nada justificaba la violencia con la que él la había tratado, nada justificaba los golpes, el abandono, el engaño y todo lo ocurrido.Ella había llegado a un país extraño hace ya varios años, creyó en el amor a primera vista, si bien no lo fue, si le dejó varias lecciones de vida.- ¿Mi vida? – se escuchó la voz de Marco.- ¡Oh! ¿Qué sucede, amor? - dijo Valeria volt
Mientras Valeria hacía maletas para mudarse de regreso a México, Pietro conducía con Celeste y sus nenas hacia Bassano da Grappa. El hombre iba a mostrarle a Celeste cómo estaban quedando las ampliaciones de la casa donde vivirían en poco tiempo. Celeste iba cuidando de las niñas en el asiento trasero, pero ello no le impedía de momentos perderse en los recuerdos. Ella auguraba un futuro completamente diferente hace menos de un año, cuando supo que estaba embarazada, la situación entre ella y Pietro no estaba del todo bien. Suponía que su vida nuevamente no sería fácil, pero sabía que era fuerte y que sacaría a sus hijas adelante. Ahora que se miraba en el presente, no podía evitar sentirse extraña. El Pietro que tenía a su lado, para nada, se parecía al Pietro que la enamoró, pero agradecía que este hombre la acompañara hoy día. El hombre cada día se esmeraba por enamorarla, cada cosa que hacía era para hacerla feliz, prácticamente vivía a lado de un hombre que no recordaba n
El día en que la familia Barzinni y la recién formada familia Pellegrini Barzinni se iba para México había llegado. Sin querer, las 3 familias nuevamente se encontraban reunidas en el aeropuerto.Marco se despedía de Pietro, quien, al perder la memoria, solo contaba con los recuerdos del pasado y eso era lo que dé le daba realmente un valor más especial. El hombre era relajado y jovial, pero con la apariencia de un hombre maduro.- ¡Amigo, cuídate y cuida de toda la familia! Te encargo a mi hijo, sé que no es tu favorito, pero te puedo asegurar que con el tiempo lo llegarás a apreciar… ¡Es buen muchacho, incluso ya hasta a mí me cae bien! – dijo Pietro despreocupadamente.- ¡Papá! ¡Te estoy escuchando! – dijo Aldo a lo lejos mientras cargaba a su pequeña Isabella.- ¡No dije nada que no fuera verdad! Al principio te me hiciste un tanto presumido… Pero eras mi hijo y te debía aceptar, ahora sé que eres un buen hijo y me siento orgulloso de ti. – dijo Pietro sin pelos en la lengua.- ¡
Luego de aquel abrazo, Valeria caminó hacia Laura, quien era la hermana de Paloma y con quien había hecho un poco de migas.- Señorita Laura, hermosa Adele, les deseo todo el éxito posible en la vida… Debes terminar tus estudios y debes ejercerlos, tú eres el ejemplo vivo de que se puede y, eso será lo que tu nena aprenda… Como mujer debes ser fuerte, pero siempre se vale tener ayuda y si el padre de esta criatura ofrece ayuda y un cambio, siempre puedes pensarlo. – dijo Valeria, teniendo las breves pinceladas que su hija le había dicho.- ¡Gracias, señora Barzinni! Lo tendré en cuenta… - dijo Laura ante aquel comentario que le dio en el clavo, ya que ese tema, llevaba días rondándole la cabezaLuego de dos abrazos y muchos besos para Adele, vino el otro momento incómodo para Marco. La despedida de Valeria con Pietro.- Bien, señor Pietro Pellegrini, cuídese mucho, cuide de sus 3 angelitos, disfrute de la segunda oportunidad que la vida le ha ofrecido y no haga locuras, que ya no sabe
Valeria se acercó por último a una de las mujeres más importantes en su vida en Lazio.Emma Fiore, la mujer que la adoptó casi como su hija, si bien ambas hicieron migas y se volvieron una familia en los 3 años en que estuvo casada con Massimo, su amistad era mucho más fuerte que ello, pero…Emma había decidido quedarse con los D’Angelo para cuidar de los niños, ella decía que ya estaba vieja para iniciar de nuevo en otro lugar que no fuese su bella Italia; además, ella tenía a sus bellos hijos que, aunque tenían vidas ocupadas por el trabajo, de vez en cuando la visitaban y viajar a México haría imposible la situación.- Emma, mi querida Emma, tú fuiste mi madre y eso nunca sabré cómo recompensarlo. Me duele que no vayas con nosotros, pero entiendo tu decisión.Quiero que sepas que, cuando gustes, puedes decirme y mando por ti, solo una semana o dos, para que conozcas también mi país.- Mi niña, yo soy vieja para andar moviéndome por todos lados, este año o más de un año que tuve la g
--- Algunos meses atrás ---Era de noche, Aldo estaba fuera de la ciudad, Paloma no podía dormir, aún tenía su pancita de embarazada, cuando se percató de que Pietro estaba en el jardín, por lo que decidió acompañarlo, siempre y cuando él estuviera cómodo con su presencia.Recientemente, se había despertado y básicamente todas las personas que le rodeaban, para él, eran extrañas.- Pietro… - dijo Paloma acercándose lentamente.- Hola… - dijo Pietro sonriendo, pero con lágrimas en su rostro.- ¿Sucede algo? – preguntó Paloma con preocupación.- ¡Eh! ¡No! ¡Nada! – Dijo el hombre mientras se limpiaba las lágrimas.- No parece nada… ¿Quieres hablar?- No, la verdad es que no… Aún no sé ni quién eres… - dijo Pietro mirando a la chica con duda.- Bueno, pues mira, yo soy Paloma Barzinni, hija de tu mejor amigo Marco Barzinni y ahora esposa de Aldo Pellegrini… Tu hijo… - dijo Paloma resumiendo lo mejor que podía la situación.- ¿Sabes? ¡Esto! Esto es lo que me tiene incómodo, hace un par de s
Pietro miraba al pequeño Enzo, quien no quería darle la cara, durante todo el tiempo en que se despedían los demás, Enzo no había querido acercarse a su abuelo, pero ahora venía el momento de hacer lo correcto.- Enzo, hijo, ven aquí… - dijo Pietro mirando al niño.Enzo, agachado, caminó hacia él. Pietro, al verlo, se puso en cuclillas para estar a su altura.- Mi niño, quiero que te cuides mucho y que cuides de tu hermanita, eres un gran niño y siempre estarás en mi corazón. – dijo Pietro acariciándole las mejillas.- Si tú quieres visitarnos, solo llámame y enviaré por ti un avión, solo vamos a estar a un vuelo de distancia. - volvió a decir Pietro sonando reconfortador.Pietro no recordaba nada de la crianza de ese pequeño, pero si se daba cuenta de que aquel niño lo miraba con admiración y respeto. El hombre de ahora desconocía que ese niño lo había visto desde que prácticamente nació, Enzo, quien al principio estaba entusiasmado por irse con Gio, no había pensado en lo difícil que
Tal como Paloma lo había dicho, Laura tenía mucho en qué pensar y cómo debía pensar, si el padre de su hija, ahora trabajaba en la recién creada compañía de su padre, tío y amigos de su tío.Uno de los tantos días que Laura fue a ver a su padre, se topó con la noticia de que el chico ahora era mano derecha de Magnus, su abuelo. Este, con suma paciencia, le explicaba los pormenores de un contrato y el joven atentó hacia sus notas y daba sus opiniones.Por su parte, Laura, al verlo, se sorprendió, hacía un par de meses, que lo había visto y no lucía nada bien y ahora, se veía mucho mejor, aún usaba bastón, pero se veía realmente comprometido con sus labores.- ¡Laurita! ¡Hija mía! ¿Cómo estás? ¡Pasa! Pasa, solo estaba revisando los pormenores para el cierre de un contrato con una minera. – dijo Magnus al percatarse de la presencia. – Adrien, anda muchacho, lleva esto a gobernación, con esto quedará todo estipulado y podremos comenzar operaciones en breve.- ¡Sí, señor D’Angelo! ¡La…! ¡La