Rápidamente había pasado una semana, Marco iba camino al ascensor que lo llevaría directo a su oficina, después de dos días, esta ya tenia el aspecto que el hombre deseaba. Ya había revisado los balances financieros, identifico algunos movimientos que no parecían tener explicación, ya que si algo tenia Marco, era que para el dinero era muy cuidadoso y meticuloso, algún movimiento fuera de lo normal lo identificaba fácilmente.
- “Después de todo, Alessia no era tan inteligente como se creía” – Pensó Marco.
El ascensor estaba por cerrar la puerta, cuando una delgada y blanca mano impidió esto, era nada más y nada menos que Alessia. Marco no se sorprendió, era normal que ella pudiera utilizar ese ascensor solo destinado a Massimo y Marco, finalmente ella era esposa del primero.
- ¡Hola Marco! – Dijo Alessia en un tono sutilmente sugerente.
- Hola Alessia ¿Cómo estás? – Respondió Marco amablemente.
- ¡Bien! ¡Gracias por preguntar! Hace mucho tiempo que no me preguntan eso.
- ¿Ah sí?
- ¡Si!