Luego de unas horas en carretera, finalmente Pietro y Celeste, llegaron a Gaeta, ya los esperaba el abogado Rizzo.
- Hola, Darío… - dijo Pietro al ver al hombre, el cual lucía un poco mayor.
Pietro aún no se acostumbraba a ver a todas las personas que conocía con otra apariencia, así que cada vez que veía a alguien, se sorprendía de cómo habían pasado los años sobre ellos.
- Señor Pellegrini, tengo lo que me solicito… La casa, aunque me costó, el señor Barzinni terminó aceptando la oferta y me la vendió, la he puesto a nombre de Paloma Barzinni tal como lo pidió, ¿Qué necesita?
- ¿Ella ya lo sabe? – Pregunto Pietro con curiosidad?
- ¡No! Todo esto saldría a la luz hasta su muerte…
- Bien, quiero saber si ¿Podría tomar posesión de ella? ¿Podría vivir en ella ahora mismo?
- ¡Sí! Técnicamente, es suya, de hecho, aquí está la llave, la traje por si la pedía.
- ¡Muy bien, Darío! Pues eso era todo lo que necesitaba revisar contigo, sin más por el momento, no te quito tu tiempo.
- Para nada,